8 de abril de 2019

LOS ÁRBOLES INTEGRALES - Larry Niven


Título:
Los árboles integrales
The Integral Trees (1983)
Autor:

Edición:
Ed. Acervo (1986)
Col. Ciencia Ficción #66
978-84-7002-384-5
Portada:
Tomas C. Gilsanz
Traducción:
Francisco Javier Arellano

Valoración: 637


     Contraportada:

     Larry Niven nació en Los Angeles, en 1938. En 1956, ingresa en el Instituto de Tecnología de California, que abandonó año y medio más tarde. En esta época tomó contacto con la ciencia ficción a través de las revistas del género. Se graduó en matemáticas en la Universidad de Washburn, Kansas en 1962, y trabajó durante un año como graduado en UCLA antes de optar por dedicarse a escribir. Su primer cuento publicado fue, ‘The Coldest Place’, apareció en diciembre de 1964 en Words of If. Ganó el premio Hugo en 1966 por el cuento ‘Neutron Star’ y en 1974 por ‘The Hole Man’. En 1975 obtuvo también el Hugo para la mejor novela corta por ‘The Borderland of Sol’. Su novela ‘Mundo anillo’ fue galardonada con los premios Hugo y Nebula en 1970. Ha escrito varias obras en colaboración con Jerry Pournelle, entre ellas ‘El Martillo de Lucifer’ y ‘Juramento de Fidelidad’, ambas publicadas en esta colección, y más recientemente ‘Footfall’.

     Durante largo tiempo el Estado empleó naves espaciales, cuya velocidad era menor que la de la luz, para preparar los sistemas para su colonización por el hombre. Normalmente las máquinas sembradoras viajaban en circuitos que duraban siglos y que tenían su punto de partida y de llegada en la Tierra. Normalmente las tripulaciones estaban compuestas por ciudadanos y convictos corpiscilos. Normalmente, el último control de la misión era ejercido por un cyborg “informante”, un verdadero déspota del Estado microcósmico que era la nave.
     Pero la normalidad se alteró levemente cuando “Disciplina” penetró en el sistema de la doble estrella T3 y Le Voy’s Star. Allí se había formado una inmensa capa gaseosa en forma de anillo alrededor de una estrella neutrón y el amplio espacio que quedaba libre en el interior podía ser un lugar habitado por el hombre.
     A pesar de que había muy poca tierra, el Anillo de Humo había desarrollado una amplia variedad de formas de vida, la mayoría de las cuales eran comestibles y todas ellas podían volar. El Anillo de Humo se presentó como un paraíso para la mermada tripulación de “Disciplina” y, por tanto, volaron hacia él, desprendiéndose del cyborg.
 
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