Título:
La perla del
fin de los tiempos
La perla alla fine del mondo (1999)
Autor:
Edición:
Ed. AJEC (2003)
Col. Albemuth
Internacional #2
978-84-96013-07-1
Portada:
Daniel
Sangorrín
Traducción:
Eugenia Arrés López
Valoración: 513
Contraportada:
Primavera de 1924. En el casino de Montecarlo, las tardes pasan entre el
ritmo de las orquestas de charleston, cócteles exóticos y espléndidas coristas
que usan el potencial erótico de un Oriente arábigo tan legendario como poco
conocido: El norte de África de las novelas de Pierre Loti y Benaut.
André Citroën, magnate de la
incipiente industria automovilística, ha decidido explotar la moda del exotismo
africano con fines publicitarios, para organizar un raid transsahariano a bordo
de autochenilles, vehículos oruga derivados de torpedos de serie.
Durante uno de los primeros
viajes, uno de los vehículos, el Escarabajo de Oro, desaparece misteriosamente.
Louis Renault se aprovecha de este incidente para realizar con Citroën una
peligrosa apuesta: ahora será él quién deberá cruzar el desierto. Debido a la
carencia de tiempo, el industrial se verá obligado a contratar un equipo entre
los empleados del casino: estará acompañado por Matteo Campini, ex aviador
sumido en una seria crisis depresiva, por Corinne Dufour, una hermosa corista,
licenciada en lengua árabe, y de Monsieur Raoul, que ha hecho de la preparación
de cócteles un arte mayor.
Mientras, en un futuro lejano,
una dura lucha por el poder enfrenta a la superpotencia hegemónica, el Segundo
Imperio Otomano, y a sus opositores, las misteriosas Tétradas, terroristas chiitas
que han sustituido el chador por haces de luz negativa, y los Ciberderviches,
monjes guerreros que han sabido armonizar las enseñanzas del Corán y la alta
tecnología informática.
Todas las facciones luchan entre
sí para desvelar el misterio del Duodécimo Imán, cuya sangre posee la llave
para encontrar un gran secreto, y que según las doctrinas chiitas en el Mesías
que aparecerá solamente para anunciar el fin de los tiempos.
La solución estará en 1924, en
las montañas de la Argelia colonial francesa, año y lugar en el que el
Duodécimo Imán fue visto por última vez.
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